Un viaje al pasado que desemboca en el mar del futuro próximo a decidir por el tiempo cuando las noches frías se nublaban y los amaneceres con niebla humedecían un poco más mis huesos ya abandonados por las infidelidades del sol que venían con los vientos más cambiantes de mi cabeza frené, lo que allí, ya se creía inevitable. Y decidi antes que el tiempo, pero no por el.
Son cercanas todavía las horas donde pasaba descalzo caminando por pedazos de vidrios y espejos rotos, pero son venideros esos días de calma y fumdimiento de las baterias del reloj del bolsillo, y cuando acaben, como todo lo descartable podré volver a darle cuerda a los pájaros del amanecer para despertarme escuchando sus cánticos que dejaré en segundo plano si estás cantando vos al lado mío.