Si tu nombre es oro me dan ganas de escribir y de organizar los días más lejanos de mis memorias, casualidad la de los bosques que buscan un solo de guitarra jazzero en los picos de las montañas que sangran de noche porque nadie puede explorarlas y porque nadie puede explorar mi corazón que bombea nostalgia hundiéndolo en la agonía de participar de esta, la vida, que recorro en mi pequeña gran bicicleta de cristal, espero no pisar las flores que me regalan los destellos y la suavidad de tus manos como si fuesen simple papel.